ACTITUDES VALORABLES
A sabiendas de que la Educación Vial constituye una referencia en valores actitudinales, no podemos pensar que la efectividad plena se mide en base a la que se imparte en los Colegios. La falta de refuerzo en el hogar, descompensa superlativamente todas las intenciones de fomentar hábitos viales correctos en los niños. Por ello, además de la Educación Vial escolar, es necesario incidir, y mucho, en los adultos, para que compartan las experiencias viales adecuadamente, sirviendo de ejemplo (los niños intentan imitar a sus padres), pero más aún, que sean los primeros vigilantes en las conductas correctas que deben mantenerse. Todo el tiempo que los niños pasan fuera de los colegios, debe supervisarse por alguien, y nadie mejor que la propia familia. Educación Vial no es patrimonio exclusivo de los niños, su campo de aplicación alcanza un rango de edades desde infantil a la tercera edad, aplicable no solamente a quienes no tengan ningún tipo de conocimientos viales, sino a toda la población en general.
El conocimiento por sí solo no es efectivo, porque de él se dispone ampliamente. La verdadera razón de ser, estriba en un cambio de actitudes, que han de conseguirse en primera instancia como objetivo individual de cada persona, para aportar solidariamente al sumatorio colectivo que es donde debe englobarse el espíritu emergente de sensibilidad para con la accidentalidad y sus consecuencias.
Este lastre tan significativo para una sociedad dañada supone un ímprobo esfuerzo de cambios. Seamos conscientes de que lo que está en juego son nuestras vidas, esas que solamente vivimos una vez...
Los accidentes y sus consecuencias (víctimas mortales, lesiones, pérdidas de capacidad productiva, discapacidades...), realmente... ¿nos los podemos permitir?.
Si creemos que en este intento la familia no tiene fuerza inclusiva, estaremos induciendo a un error social de magnitudes infinitas no solo a nuestro tiempo actual, sino a todo el que está por venir, porque indudablemente, existe una proporcionalidad directa entre la firmeza de nuestros propósitos y actuaciones presentes, y los resultados del futuro.
Trabajar a largo plazo supone no visualizar resultados inmediatos, pero si hemos de ir sin prisa, y sin ningún tipo de pausa, bien merecerá la pena.
Luchemos desde todos nuestros frentes, intenciones, cambios de actitud, cumplimiento normativo, penalización y exclusión social de quienes transgreden sistemáticamente no solo las normas sino la armonía de nuestra convivencia, socialización del tráfico, interacción ordenada, respeto al valor de nuestra vida y a la de los demás, sensibilidad, y un amplio etcétera.
Reflexión, paciencia, cambio, logro, éxito. Educación Vial-Seguridad Vial.
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