8 de octubre de 2012

¿ES NECESARIA UNA NORMATIVA ESPECÍFICA PARA CIRCULACIÓN EN GLORIETAS?

Al igual que le ocurre a muchísimos usuarios de nuestras vías, soy una más de la multitud de personas indignadas que sufren a diario el efecto "culebrilla" de los "kamikazes de rotonda" que no tienen el más mínimo respeto a las normas de tráfico en relación con el acceso, circulación, o salida de una glorieta.

Podéis ver este video inicial, "Cómo circular por una rotonda" que habla precisamente de la ausencia de norma específica de glorietas, y da una amplia explicación de las normas supletorias que han de utilizarse en su defecto, y que son las que sirven en todo caso para circular por dichas glorietas.


PINCHAR EN LA IMAGEN PARA IR A LA PÁGINA DEL VIDEO:  Practicopedia/Motor

IMAGEN 1
La teoría sobre las glorietas, tal y como actualmente están al uso, ya ha sido objeto de tratamiento en este blog con un alto grado de participación en la sección de comentarios. Esto deja entrever una preocupación e interés por la magnitud y dimensión de un problema de Seguridad Vial a la hora de utilizarlas. Son muchísimas las dudas que siguen asaltando a los conductores con respecto a la normativa y cómo circular por glorietas, que traducidas en la acción de conducir introducen un elemento de riesgo importante y un peligro potencial. Abundan problemas comunes, generalizados, en el uso de los carriles izquierdos de acceso y salida de glorietas, y también en el uso de sus carriles interiores cuando hay más de uno.

El simple hecho de que haya una ingente cantidad de consultas con respecto a las glorietas, define un campo de actuación que no puede obviarse porque deja al descubierto, o bien una carencia de conocimientos normativos en la regulación de la circulación por ellas (cuestión dudosa); o un error en la transferencia de saberes desde los formadores hacia los usuarios; o una ausencia de actitudes y voluntades respetuosas de un cumplimiento, nos conformamos... aproximado. Conocer la normativa y no ponerla en práctica es un ejercicio de desafección sobre el que conviene intervenir, y revertir a su estado natural, es decir, a la corrección normativa y su cumplimiento. Predominan actitudes contrarias al sentido común, más aún cuando ocasionalmente en esos "kamikazes de rotonda" se observan a la par circunstancias agravantes de consumo de bebidas alcohólicas o drogas, o llevar a niños de pasajeros sin utilizar ningún dispositivo de retención o cinturón de seguridad.

En la imagen 1 anterior, el vehículo blanco realiza una trayectoria correcta. El vehículo rojo representa a un "kamikaze de rotonda". Los vehículos amarillos, se corresponden con distintos vehículos que se encuentran girando en la glorieta y pueden ver perjudicadas sus trayectorias por el vehículo rojo. Cuanto más recta la trayectoria, más nos perjudican, como cuchillos o guillotinas que cortan cuanto les cae al paso.


IMAGEN 2: FUENTE DGT
España es un país que parece tener un gusto exquisito por lo complicado, donde abunda el texto normativo que en muchos casos no profundiza en la realidad cotidiana del tráfico. A pesar de la obligación de superar unas pruebas de aptitud, conocimientos y habilidades para conducir, que llevan implícito un aprendizaje para circular con vehículos por nuestras vías; todo parece olvidarse posteriormente en favor de las prisas, el estrés, el "llego tarde" o "no llego", el contagio de ver a los demás circular mal y unirse a ellos, y un amplio etcétera que a muchos se les vendrá a la memoria. Al final, el que circula mal porque quiere se convierte en un rodillo sin intención de pensar en el resto de usuarios, sin consideración, ni mirar para los demás, exceptuando cuando dirige repropches e imrpoperios justo a quien circula bien. Dato a tener en cuenta, el incremento de conductores tipo "kamikazes de rotonda" entre población joven con poca experiencia en la conducción. En el análisis de riesgos viales asociados a la conducta (agresividad en la conducción por ejemplo), hay una exposición evidente y un porcentaje muy elevado de ocasionar, o sufrir, un accidente de tráfico desde esta perspectiva de "kamikaze". Influyen seguramente, también, otros factores sociales, o psicofísicos, rasgos de personalidad, dentro de la vorágine del tráfico actual que desencadenan infinidad de incidencias. Haciendo una valoración más técnica, el nivel de riesgo que cada uno asume va incrementando paulatinamente su propio umbral máximo, de tal modo que cada día que pasa sin sufrir ningún tipo de accidente o sanción de infracciones, se ve espoleado, más riesgo se asume y más peligro se genera. No existe ánimo de corrección, reconsideración de actitudes, o reflexión introspectiva.

La ausencia de Planes de Seguridad Vial en el ámbito laboral, en empresas que desarrollan su actividad productiva sin supervisión de las conductas viales de sus empleados, genera una maraña que fomenta la hiperactividad tendente a lograr el máximo rendimiento del trabajador, sin tener en cuenta la repercusión de esos comportamientos hacia la economía de empresa, posibles daños sociales, o de otro tipo, y la responsabilidad en la que incurren.

En ocasiones se definen los problemas de las glorietas como falta de pericia de algunos conductores, infravalorando o minimizando las posibles consecuencias y tergiversando la realidad. Cuando conscientemente se circula sin la más mínima observancia normativa, a gran velocidad, invadiendo otros carriles influyendo en reacciones inesperadas de otros usuarios, dejando de señalizar un cambio de carril o la salida, provocar estrangulamientos o acometimientos en los carriles de salida, etc., no es una falta de pericia sino una infracción imprudente por omisión de una obligación básica y fundamental. Es decir, que la falta de pericia puede justificarse en un comportamiento torpe, involuntario, o por un error puntual que sorprende y no hay tiempo de reacción; pero no en una voluntad de suspender una norma o transgredirla sistemáticamente.

Normalmente, la acción negligente o imprudente comienza en un incumplimiento normativo, con la omisión de las obligaciones más elementales como usuario de las vías, y cada uno decide hasta dónde llega con el incumplimiento. Aunque las premisas teóricas para acceder a una glorieta son conocidas y complementadas en el terreno con elementos reductores de velocidad y señalización vertical de limitación, el respeto a las mismas y el cumplimiento de sus restricciones no suele ser el comportamiento habitual. Una velocidad adecuada permite realizar una comprobación del tráfico en el interior de la glorieta, y nos predisponemos a continuar la marcha atendiendo al conjunto de prioridades de paso en el acceso o dentro de ellas. Si cabe, lo que suele hacerse es la observación previa, y aunque haya vehículos dentro que nos obligarían a detenernos con normalidad para hacer efectiva la prioridad de los que circulan por la glorieta, "como hay espacio y mi coche acelera bien, y el otro me está viendo" se acelera mucho más y se pasa "volando" para no tener que esperar, entorpeciendo la marcha de quienes tienen prioridad. Justo lo contrario de lo que se debe hacer. Es imagen cotidiana ver cómo a algunos conductores en los accesos a glorietas no les da tiempo a frenar adecuadamente y detener el vehículo donde corresponde, y finalmente, entre la duda de seguir o de parar, detienen el vehículo invadiendo carriles interiores de la glorieta. Circulando correctamente, todas estas molestias se evitarían. Cuanto más rápido se circula en el interior de una glorieta, más complicado está acceder a ella por el principio de menor oportunidad, y en los mismos términos, cuanto más rápido se accede más se compromete la seguridad. En la espera para acceder, muchas veces somos espectadores sin opción a interactuar, sobre todo cuando dentro de la glorieta se circula tan rápido que no hay oportunidad de entrar en una especie de tren inacabable que se hace insoportable.

El respeto a la prioridad de acceso también está relativizado, y supeditado proporcionalmente al número de carriles de acceso y al de carriles interiores. ¿Hacia dónde voy?, ¿qué carril utilizo?, "¡Me da tiempo a salir!", "¡Que frene ese que yo tengo prisa!"... Día a día, las mentes repletas de actividad quieren apisonar y estrangular las normas de circulación en un ejercicio de inconsciencia colectiva que nos va empujando a ser transgresores. Si no circulas a la misma velocidad que la mayoría, o circulas correctamente, o "estás tonto", o "no tienes ni idea", o "tú tienes la culpa", o "eres un inútil", o vete tu a saber qué. La culpa se endosa.

IMAGEN 3: DE UN ARTÍCULO DE AUDI - Pinchar en la imagen para ver el artículo original

IMAGEN 4: DE UN ARTÍCULO DE AUDI - Pinchar en la imagen para ver el artículo original

¿Alguien ha pensado alguna vez en colocar un radar en una glorieta?. De verdad, lo desconozco, pero sería interesante, al igual que realizar campañas masivas de control del tráfico en las glorietas para ver si aplicando la máxima de "la letra con sangre entra", conseguimos algo positivo. Curiosamente, cuando hay vigilancia, todo el mundo sabe cómo se circula, despacito, indicadores de dirección, no se invaden los carriles descontroladamente, no hay estrangulamientos en las salidas... Entonces comprendemos que el problema no radica en el desonocimiento de la norma, sino en la voluntad de transgredirla cuando no hay vigilancia. A día de hoy, tienen que darnos la razón a todas aquellas personas que creemos en la reeducación vial mendiante una revisión de nuestros conocimientos previos, y darles una nueva dimensión reconstruyéndolos y adaptándolos a las exigencias de una convivencia vial pacificada, y una ubicación espacial del valor de nuestros comportamientos correctos y repercusión de los errores propios sobre los demás usuarios, con acciones tendentes a generar unas conductas respetuosas y sensibles. Es decir, poner las cosas en su sitio, saber dónde estamos, y lo que hacemos, valorar nuestra vida y nuestros bienes, y la vida y bienes de los demás, en todo momento y circunstancia, con o sin vigilancia del tráfico. Con absoluta sinceridad cabe indicar que no todas las glorietas son iguales ni tienen la misma intensidad de tráfico, pero es justo aclarar, que los "kamikazes de rotonda", o "listos", los vemos en todas, independientemente del número de personas que circulen por ellas. Algún día, no muy lejano, nuestros vehículos serán todos "inteligentes" y se le podrá programar para que cumplan las normas, aunque a la vuelta de la esquina siempre habrá un hacker con opción a insertar contenidos malintencionados.

IMAGEN 5

Educar para lograr una movilidad segura, implica tanto a la Educación como a la Seguridad Vial. Tenemos un objetivo y disponemos de unos medios, pero sin embargo no sabemos, o no queremos utilizarlos. ¿Qué falla?. Las glorietas son solo un ejemplo de otros muchos episodios que pormenorizadamente podrían abordarse.

La evolución en el diseño y construcción de infraestructuras viales ha logrado disolver y descongestionar grandes problemas en arterias masificadas o que entrañaban gran riesgo por el volumen de tráfico que soportaban, sustituyendo intersecciones peligrosas o excesivamente complicadas. Este uso puntual, por su eficacia, derivó en un abuso, y las distintas adminsitraciones han encontrado en las glorietas un recurso fácil porque todo el mundo quiere una glorieta en una intersección determinada, y los problemas de tráfico en intersecciones de avenidas o carreteras se solucionan poniendo una "rotonda". Pasamos de la intevención estadística a la construcción indiscriminada. Por ello, posiblemente habrá infinidad de glorietas mal diseñadas, mal trazadas, mal construidas, mal utilizadas, que deberían ser inspeccionadas y revisadas para ser modificadas, o, por qué no, suprimidas si fuera necesario. La glorieta no es la solución a cualquier intersección que nos venga en gana, debe cumplir unos requisitos mínimos, exigibles, que van más allá de una simple decisión presupuestaria o del gusto decorativo urbanístico en determinados puntos. Debe ir en consonancia con la finalidad, y una mejora demostrable de la Seguridad Vial, porque de otro modo, no tendría sentido. Si la estadística no confirma estos datos, o se mantienen en el nivel previo, se habrá hecho una obra sin una utilidad concreta.

Para armonizar un conjunto normativo sobre las glorietas hay que hacer un compendio de artículos interesante, siendo una cuestión a la que perfectamente se le podría haber dedicado un capítulo específico y exclusivo que definiera las glorietas y la forma de circular por ellas, con uno o más carriles de acceso o salida; con uno o varios carriles interiores; preferencias en el uso de carriles de acceso y en los carriles interiores, y para abandonarlos hacia la salida correspondiente; uso de los indicadores de dirección y cambio de carril; maniobras permitidas y maniobras prohibidas; etc. Algo sencillamente esquematizado en un único capítulo que nos explicara lo que hay que hacer en cada caso, en relación con el número de carriles de la glorieta, cómo elegir los carriles a utilizar, cómo entrar y cómo salir, etc. Para personas que nunca fueron formadas en la definición de una glorieta y la manera de circular por ellas, y que un buen día se encontraron con una masificación de infraestructuras viales de este tipo, hay que tener una consieración especial. En mi opinión, hay que hacer hincapié en la necesidad de transmitir las normas en lenguaje llano, específico y comprensible, simplificando al máximo lo complejo.



IMAGEN 6: DE UN ARTÍCULO DE AUDI - Pinchar en la imagen para ver el artículo original

El comportamiento que refleja la imagen 6 en una vía recta, de más de un carril, y cruzar desde el exterior (el que está más a nuestra izquierda), hacia la la salida, es exactamente el mismo que se reproduce en las glorietas desde el carril más próximo a su centro, hasta el más alejado y sus correspondientes salidas (carril izquierdo hacia carril derecho). Si en tramos rectos no lo hacemos, ¿por qué sí en las glorietas?. Si muchos de esos tramos rectos impiden pasar directamente del carril izquierdo a la salida mediante una línea continua adosada a la discontínua, ¿por qué no se hace lo mismo en una glorieta?. Quien tenga por costumbre hacerlo en las rectas, lo hará de igual manera en las glorietas. Vemos este hecho en la imagen de debajo. Como consecuencia de la mala utilización del carril interior, el vehículo que representa la línea roja que circula incorrectamente se abalanza sobre la línea verde que circula correctamente. El uso indiscriminado de "carriles izquierdos" genera un riesgo importante porque muchos usuarios lo interpretan como una reserva para ir más rápido que el resto, o para los "listos" que saben de lo que va la cosa.


IMAGEN 7: DE UN ARTÍCULO DE AUDI - Pinchar en la imagen para ver el artículo original

Una glorieta de un único carril de acceso, y un único carril interior, presenta un nivel de dificultad "cero" de cara a su uso porque no está sujeto a condicionantes externos que puedan invadir nuestro espacio de circulación; aunque el respeto a las velocidades de acceso, sufre el mismo acoso que en glorietas de más de uno, o de más de un carril interior. La invasión sistemática de carriles sin razón justificada, sin indicarlo adecuadamente, es un comportamiento habitual en el que muchos usuarios encuentran una válvula de escape para sus prisas sin importar en demasía la repercusión que tiene hacia los demás. ¿Debemos permitirlo?. Un vehículo que cruza una glorieta "a cuchillo" describe una trayectoria muy recta con respecto al trazado de los carriles de tal forma que se invaden sin justificación irrumpiendo la mayor parte de las veces en el trazado correcto de usuarios que mantienen su prudencia hasta límites inverosímiles poniendo a prueba sus reflejos y paciencia. La creencia generalizada de que la línea discontinua de las glorietas puede ser rebasada sin más, determina unas actitudes grotescas y beligerantes, irrespetuosas e indeseables. Más que nada, indignantes. ¿Realmente eso se enseña en las autoescuelas o en cursos de reeducación?. Evidentemente no. ¿Cómo es posible que de la teoría hipotéticamente conocida a una práctica comprobada haya tantísima diferencia?.

El margen de error en glorietas con tráfico denso, es mínimo; pero no cumple una regla exacta, es decir, que independientemente del volumen de tráfico, entidad de población, vía urbana o interurbana, o cualquier otro matiz que se quiera añadir, existe un riesgo importante ante elementos subversivos en el tráfico.

Con un poco de sentido común, de responsabilidad, de respeto, y de coherencia racional, acceder a una glorieta a la velocidad adecuada y atendiendo a las circunstancias del tráfico; acceder a ella respetando las prioridades establecidas en el uso de sus carriles; circular por ella señalizando cuando procede y respetando al resto de usuarios, y hacerlo a una velocidad moderada; abandonar la glorieta realizando las maniobras adecuadas sin entorpecer la marcha del resto de usuarios; es una tarea relativamente fácil que se complica por la acción negligente y malintencionada, irrespetuosa, de muchos conductores que valoran más sus prisas que el perjuicio y molestias a los demás. La sociedad debe asumir un papel protagonista en la penalización de estas conductas y reprochar debidamente y de manera mayoritaria estos comportamientos, y no dejarse llevar por el ímpetu enervado que en ocasiones se contagia, manteniendo la tranquilidad, e incluso en caso de creerlo necesario realizar una denuncia particular ante las autoridades correspondientes y competentes en la vía. Esto puede provocar a priori una reacción de extrañeza en quien lea estas líneas, pero estamos destinados a socializar el tráfico y que los propios usuarios seamos tajantes y no consintamos estas barbaridades. Estas lluvias de vehículos "meteorito", o de "kamikazes de rotonda", deben concluir porque son un foco contaminante que ejerce una influencia negativa en otros comportamientos viales, que poco a poco se van viciando, y dejan el valor de la norma en una mera constancia escrita sin conexión práctica, responsable y respetuosa.

En las autoescuelas nos enseñan que si circulamos por el interior de una glorieta y dudamos de cuál es nuestra salida, cuál es el carril más indicado, un error en una maniobra, que no nos dejen acceder al carril derecho para salir, o cualquierr otra incidencia similar, es preferible continuar girando para intentar abandonar la glorieta con seguridad y en los términos normativos correspondientes. Entonces, ¿por qué razón se infiere una ciencia infusa, transgresora, superior al conocimiento adquirido de conformidad con la normativa vigente?. Esta es la causa de que muchos conductores provoquen frenazos, accidentes o atascos, porque en lugar de velar por esta actitud de continuación de la marcha por la glorieta para abandonarla con seguridad, se quedan parados donde les viene en gana y a los demás que les parta un rayo, o cortan por lo sano saliendo desde los carriles de la izquierda cruzándose a todos hasta "su salida" porque se ha pasado un poco. Siempre se nos explica lo sencillo en la teoría, para que la práctica compleja difumine todo aquello que hemos aprendido. Cuando vemos a alguien que se equivoca, involuntariamente, hay reacciones que hacen que la gente se ponga "de uñas" y molesta indefinidamente tener que dar la vuelta a la glorieta "por culpa de otro", y sin embargo cuando lo hacen a propósito nos quedamos mirándolos absortos y no decimos apenas nada. Hay que invertir ese elemento, y ser comprensivos y conscientes de que a quien hay que penalizar es al "kamikaze" y no al que puntualmente se equivoca.

Si los carriles se utilizaran adecuadamente, y toda la gente señalizara los cambios de carril como se debe, no veríamos muchas veces el carril exterior (derecho) completamente vacío y quienes quieren acceder detenidos respetando la señal de "ceda el paso". Esta ausencia de señalización óptica mediante indicadores de dirección (intermitentes) hace que no sepamos casi nunca hacia dónde van los que circulan dentro de la glorieta, y no nos atrevemos a entrar precisamente por temor a que nos pasen "a cuchillo", o "haciendo la culebrilla". Carril vacío, carril útil, y si el que está en los carriles interiores quiere salir y no puede, que señalice como debe para hacernos entender su intención de abandonar carril o glorieta, y si no, que espere dando vueltas. De esta manera, se lograría con las glorietas la fluidez pretendida. Quien no utiliza el carril exterior es porque supuestamente la salida más cercana a nosotros no va a ser utilizada. Pero no nos fiamos, la experiencia es sabia, y por si acaso, nos quedamos como estamos. Aunque haya vehículos circulando por carriles interiores a la glorieta, si hay alguno vacío y las circunstancias del tráfico lo permiten porque nadie nos indica su intención de ocuparlo, accedemos a él, sin más. También es verdad que en caso de accidente, las interpretaciones de responsabilidad se transforman en disquisiciones normativas que muchas veces ni los propios Agentes encargados de la vigilancia del tráfico pueden determinar e incluso en el ámbito judicial, cuesta concretar y unificar.

Si la glorieta tiene más de un carril interior con salida de un solo carril (puede producirse efecto embudo), y los que vienen circulando mal quieren salir por él a la vez que nosotros, empezamos la sencuencia analitica indicando que ese carril es para nosotros por cicular correctamente; el otro conductor debe eludir la posiblidad de impacto o riesgo potencialmente inminente (que continúe girando en la glorieta); y todo solucionado. Pero esto es una mera interpretación onírica, porque en la realidad sufrimos al coche lapa o pegatina que se adosa a nosotros, y mete el morro hasta que se nos echa encima y nos rebasa. Reacción común, apartarse. Es curioso que muchos de estos personajes se sienten importantes amando su vehículo por encima de todas las cosas, reduciendo su particular interpretación de la vida y de su mundo a ser un protagonista espontáneo y pasajero "rey del mambo" con su vehículo, y por lo tanto lo cuidan y miman como no lo hacen con las personas. Por lo tanto, intentan evitar que otros vehículos que circulan en sus inmediaciones puedan ocasionarle un accidente (curioso, ¿verdad?), e intentan huir o escaparse cuanto antes de la glorieta. Pero juegan con la vida y los sentimientos de otras personas. Nada duele más que sufrirlo en uno mismo para pasar a entenderlo de forma dramática, apeándose de la indiferencia para aterrizar en la cruda realidad.



TURBOGLORIETA O "TURBORROTONDA"

Un intento importante por solventar esta problemática procede del noroeste europeo, con las "turborrotondas". ¿Qué quiere decir esto?. Pues efectivamente, no hay que pensar mucho para darse cuenta de que si las glorietas como tales no hubieran planteado ningún conflicto en la interpretación normativa y su uso cotidiano, no se habrían estudiado alternativas "inteligentes" que vayan guiando a los conductores desde la entrada hasta la salida de una glorieta. Por tanto, hay que reconocer los errores desde la autocrítica e invertir esfuerzos en corregir las actitudes utilizando los medios oportunos que correspondan, mediante sanciones u otras acciones, obras en infraestructuras que supriman glorietas técnicamente inservibles, o cualquier otra medida que pueda adoptarse para evitar situaciones indeseables. También sería otra opción estudiar con detenimiento la posibilidad de incorporar a los carriles interiores de una glorieta tramos con línea continua adosada a la discontínua, obligando a que en un momento determinado esté prohibido abandonar un carril de izquierda a derecha, y obligar a realizar la maniobra de continuación de la marcha por la glorieta hasta poder salir por el carril adecuado y en condiciones de seguridad apropiadas. Sería una traba importante para el abuso de la línea discontinua actual, y un motivo más de sanción, haciendo las glorietas más selectivas y con la necesidad de estar más concentrados en el tráfico (aminoración de velocidad, atención, etc.).

Como infraestructura vial, las glorietas están siendo utilizadas como parte del paisaje urbanístico que tiene utilidad para exponer obras de arte, esculturas, monumentos, unas verdaderas maravillas para el disfrute de nuestros ojos. Pero también hay que ser conscientes de que precisamente ese conjunto artístico que no podría colocarse en plena intersección, puede ser el argumento justo elegido para construir una glorieta, atendiendo más a la diversidad paisajística que a las necesidades en Seguridad Vial. Además, la colocación de estos elementos, no hace más que restar visibilidad a los usuarios. Hay que abogar por una visibilidad máxima, conociendo las circunstancias del tráfico en todo momento, y no vernos sorprendidos por vehículos que aparecen sin saber de dónde porque el "monumento de turno" nos impide una visión global de la glorieta. Estos obstáculos deberían revisarse. Seguramente porque una intersección, un cruce normal semaforizado o con señalización de prioridad adecuada, nos proporcionaría más puntos de seguridad que un monumento que nos tapa lo que más nos interesa ver. No solo tenemos que saber cómo vamos nosotros, sino también cómo van los demás, por si fuera necesario reaccionar y evitar accidentes, y siniestros viales.

¿Sigues pensando que es necesaria una regulación específica de las glorietas?. Aunque esto se hiciera, siempre habrá quien transgreda, pero no habrá justificación alguna. Y por supuesto, establecer dentro una hipotética especificidad de las glorietas, un servero régimen de infracciones y sanciones.



ARTÍCULOS RELACIONADOS CON LAS GLORIETAS:
     




1 comentario:

Anónimo dijo...

Más de una vez me he encontrado yo con estos "kamikaze de rotonda" y sí, lo confieso, en alguna ocasión, por despiste, lo he sido yo.

Un verdadero peligro. Sin duda, Normas Seguridad Vial en glorietas se hace altamente necesario.